Mientras estoy preparando la próxima charla que voy a impartir acerca de #educación y #adolescencia me ha surgido la siguiente pregunta.

¿Es el mundo (en general) el que alienta la contrariedad en el joven adolescente de que pueda desplegar su sí mismo (y con ello su vocación)?

Hoy en día las empresas buscan, supuestamente, creatividad, flexibilidad, aprendizaje continuo, apertura, consciencia, movilidad, agilidad, capacidad para tomar decisiones, responsabilidad, etc.

Y resulta que en las escuelas lo que les enseñamos es todo lo contrario; rigidez, represión, cumplir con las expectativas de otros, estar 8 horas seguidas sentados, 0 consciencia de nuestros deseos y anhelos, 0 empatía y escucha, 0 espacios de reflexión, límites, etc.

Creo sinceramente que la brecha es cada vez mayor y lo que nos vamos a encontrar de aquí a 10 años va a tener difícil encaje porque lo que hoy en día, el mundo laboral está exigiendo no tiene nada que ver con lo que nosotros les estamos enseñando, por lo menos en la educación secundaria y bachiller.

Es verdad que nos puede dar la sensación que el mundo o la sociedad misma donde vivimos es la que nos pone la zancadilla a cada rato, pero en realidad, mi sensación y experiencia me dice que esa rigidez también la trasladamos desde nuestra experiencia como propios adolescentes con todo el combo de miedos incluido.

Posibilidades, exploraciones, países, otras fronteras, escuelas alternativas, conservatorios, maestros, caminos y vías de autoconocimiento y desarrollo personal, escuelas de aprendices de oficios… hay para todos los gustos y en todos los lados.

¿Es el mundo el que alienta lo contrario al despliegue de la #vocación de nuestros jóvenes? O ¿es la propia familia la que alienta esa contrariedad con el objetivo de que encaje y se adapte por miedo a quedarse fuera del sistema?

Hoy en día, a diferencia de dos generaciones atrás, ninguna carrera universitaria nos garantiza que tengamos un porvenir económico estable y duradero.

La vocación no tiene límites. La vocación surge desde adentro hacia afuera, nunca al revés. De lo contrario sería meter algo con calzador a lo que nos tenemos que acostumbrar pero que no tiene nada que ver con nosotros.

La vocación no se des-cubre con un test. La vocación es el elemento que tenemos que ir a buscar para después poder aportarlo a la empresa, al mundo y a la sociedad.

Todos tenemos derecho a encontrar aquello que nos hace vibrar y ubicarlo en el lugar donde nos hace crecer como personas. Sino, como ayer alguien me dijo, es cuando empezamos a enfermar. La apatía es un síntoma clarísimo que nos sirve de chivato para darnos cuenta de que no nos hace bien el entorno en el que estamos o pertenecemos (sin sentirnos para nada partícipes).

¿Cuántos #jóvenes conocéis que se sienten así? ¿Cuántos adultos (padres, madres, #docentes , primos, tíos, etc) conoces que hagan algo por evitarlo?
Te leo 👇👇